Cómo matar una tradición: apropiación en el esoterismo y la espiritualidad

eZy Watermark-11-09-2020-10-07-26

A la luz de unos acon­tec­imien­tos recientes, el caso de un actor español que fue acu­sa­do de matar acci­den­tal­mente a un hom­bre con veneno de sapo durante un supuesto rit­u­al chamáni­co, sen­ti­mos la necesi­dad de hablar del temi­ta de siem­pre: la apropiación en la espir­i­tu­al­i­dad y el eso­ter­is­mo. Ya hablam­os de ello hace años cuan­do trata­mos de la polémi­ca de la Ayahuas­ca y la Sen­da de los Venenos, pero parece que es hora de abor­dar este tema nuevamente.

El caso de Nacho Vidal y el veneno de sapo es de hecho bas­tante sim­ple: el actor español supues­ta­mente admin­istró veneno de sapo en pol­vo a un hom­bre como parte de un rit­u­al de curación. Vidal afirma­ba ser un cono­ce­dor en la sus­tan­cia, y decidió ofi­ciar un rit­u­al con ese veneno para a un indi­vid­uo que desafor­tu­nada­mente murió como resul­ta­do de com­pli­ca­ciones induci­das por la toma de ésta. Vidal argu­men­tó que esta­ba tratan­do de ayu­dar a la víc­ti­ma, su ami­go, a super­ar una adic­ción a las dro­gas: dijo que él mis­mo había proba­do el veneno de sapo y que le había cam­bi­a­do la vida. Entonces, en pocas pal­abras, Vidal uti­lizó una sus­tan­cia enteogéni­ca que forma­ba parte de cer­e­mo­nias ini­ciáti­cas, y la uti­lizó de for­ma ter­apéu­ti­ca. En entre­vis­tas pre­vias al inci­dente, dijo: “Quiero que la gente exper­i­mente lo mis­mo que yo exper­i­men­té”. Desafor­tu­nada­mente, la cer­e­mo­nia de curación tuvo un resul­ta­do fatal, y Vidal no supo reac­cionar a tiem­po cuan­do vio los efec­tos que la dro­ga esta­ba tenien­do en su ami­go. Aunque el caso de Vidal es un poco extremo, tam­bién es rep­re­sen­ta­ti­vo de lo que quer­e­mos hablar hoy, tan­to por las causas que lle­varon a des­en­ca­denar el inci­dente como por sus secuelas.

Las raíces de la apropiación: el atrac­ti­vo del exo­tismo y el des­pre­cio por nue­stro entorno

La apropiación hace uso de una sus­tan­cia, una idea, una creen­cia espir­i­tu­al, un con­cep­to cos­mológi­co, lo saca de su con­tex­to orig­i­nal y lo colo­ca en un mar­co cul­tur­al difer­ente, gen­eral­mente en el de una cul­tura que en su momen­to abusó de la primera, en ben­efi­cio de una per­sona o colec­ti­vo. los ejem­p­los son abun­dantes: des­de blan­cos occi­den­tales prac­ti­can­do o ven­di­en­do hechicería de raíz africana o de la diás­po­ra, pasan­do por el uso de plan­tas y sus­tan­cias en declive por parte de no ini­ci­a­dos en una tradi­ción, has­ta el abu­so y mon­e­ti­zación de la Ayahuas­ca con áni­mo de lucro, etc.

La apropiación tiene muchas caras, y la may­oría de ellas son bas­tante evi­dentes, como tomar dei­dades y pon­er­las fuera de con­tex­to, usar ropa­jes cer­e­mo­ni­ales como dis­fraz, pero tam­bién hay ejem­p­los de apropiación más sutiles pero igual­mente destruc­tivos: una cosa tan sim­ple como el uso actu­al que se hace de plan­tas vul­ner­a­bles y en peli­gro como la Salvia Blan­ca o el Palo San­to, por ejem­p­lo, plan­tas que orig­i­nal­mente esta­ban vin­cu­ladas a comu­nidades que han sufri­do el abu­so por parte del mun­do occi­den­tal durante mucho tiem­po y que aho­ra se com­er­cial­izan entre los col­o­nizadores. Pero el mer­ca­do de la salvia blan­ca y el Palo San­to no solo daña la cul­tura en la que se uti­liza legí­ti­ma­mente, sino que tam­bién daña el eco­sis­tema en el que cre­cen tales plan­tas, ya que las deman­das del mer­ca­do no pueden ser sat­is­fe­chas por el niv­el de pro­duc­ción actu­al. Glob­alizar cier­tos aspec­tos de la espir­i­tu­al­i­dad puede lle­var a con­se­cuen­cias más graves de lo que pudiéramos pensar.

Pero, ¿por qué existe la apropiación? Después de pen­sar­lo, lleg­amos a la con­clusión de que la apropiación es resul­ta­do de la igno­ran­cia. Por ejem­p­lo, en el hecho de usar salvia blan­ca en peli­gro de extin­ción para “limpiar” espa­cios en lugar de, por ejem­p­lo, usar tomil­lo, que se ha emplea­do des­de la antigüedad en las tradi­ciones occi­den­tales para asus­tar epi­demias o dis­uadir la muerte. Pero tam­bién, porque igno­ramos el que la salvia blan­ca está en peli­gro de extin­ción, y que ha sido ven­er­a­da y emplea­da rit­ual­mente como parte de las cer­e­mo­nias reli­giosas por una cul­tura que rec­haza el uso actu­al que hace­mos de esta y que se esfuerza por cul­ti­var­la y hac­er­la crecer.

Otro prob­le­ma que surge como con­se­cuen­cia de la apropiación en la espir­i­tu­al­i­dad y el eso­ter­is­mo es el hecho de que, al apropi­arnos de otras cosas o ideas, no esta­mos recono­cien­do nues­tra heren­cia y cor­re­mos el ries­go de perder el con­tac­to para siem­pre una valiosa fuente de conocimien­to y expe­ri­en­cia. Está en nues­tras manos rever­tir la situación e inten­tar conec­tar con nue­stro entorno. No estoy hablan­do aquí de encon­trar motivos que legit­im­i­cen lo que prac­ti­camos o de inven­tar tradi­ciones, porque esto es ya prob­le­ma de cada uno, pero debe­mos respetar y recono­cer al ter­ri­to­rio en el que vivi­mos aho­ra, hoy. La tier­ra que te da la comi­da que comes y el agua que bebes, y los espíri­tus que te rodean todos los días. No recono­cer­los sim­ple­mente nos lle­va a la pér­di­da irre­me­di­a­ble de un tesoro imposi­ble de reemplazar.

Sin­cretismo o apropiación: ¿dónde empieza una cosa y ter­mi­na la otra?

Es cier­to que el con­tac­to con ideas y con­cep­tos ajenos hace que las cul­turas avan­cen; la inno­vación es parte del pro­gre­so y nun­ca podremos inno­var si no esta­mos abier­tos a la inspiración o las ideas de los demás. Pero aclare­mos las cosas, la apropiación no equiv­ale al sin­cretismo. Mien­tras que el sin­cretismo (ya sea cul­tur­al, reli­gioso o estéti­co) es el resul­ta­do de un pro­ce­so nat­ur­al de adaptación e inter­cam­bio orgáni­co, la apropiación nace de la deshon­esti­dad y la igno­ran­cia. Estu­di­ar, inves­ti­gar o tratar de com­pren­der una cul­tura difiere de usar esto solo porque quieres hac­er­lo, porque es mod­er­no o lla­ma­ti­vo, porque quieres ganar fama, pres­ti­gio, o dinero con ello.

Imag­inemos que vivi­mos en Fran­cia y decidi­mos tra­ba­jar con el jaguar como guía espir­i­tu­al porque hemos tenido un sueño espe­cial­mente rel­e­vante esta noche. Al embar­carse en un via­je espir­i­tu­al, la intu­ición y las respues­tas emo­cionales jue­gan un papel cru­cial, por supuesto, pero una vez que se ha escucha­do la lla­ma­da, es el momen­to de inves­ti­gar un poco y tratar de com­pren­der la nat­u­raleza de esa lla­ma­da (este sueño no tiene porque ser un indi­cador ini­ciáti­co, podría nac­er de ego, por influ­en­cias exter­nas, por una mul­ti­tud de razones). Todos sabe­mos que mola mucho ten­er un jaguar como guía espir­i­tu­al, pero nues­tra respon­s­abil­i­dad como seguidores de un camino es tratar de saber qué sig­nifi­ca esa lla­ma­da y qué pre­cio debe­mos pagar para seguir esa lla­ma­da. Si real­mente sen­ti­mos que el jaguar es nue­stro guía espir­i­tu­al, ¿no deberíamos tratar de com­pren­der dónde vive, su entorno nat­ur­al, el papel mitológi­co y cos­mológi­co de este ani­mal en su cul­tura? ¿No deberíamos al menos inten­tar com­pren­der todo el eco­sis­tema al que pertenece este ani­mal en lugar de sim­ple­mente sacar­lo de su hábi­tat e intro­ducir­lo en nue­stro sis­tema? ¿Y si tan poderosa ha sido esa lla­ma­da, de hecho, qué hemos hecho para responderla?

Es sor­pren­dente que a veces afirmem­os con la boca llena que hon­ramos la nat­u­raleza y los espíri­tus que res­i­den en ella, pero al mis­mo tiem­po seamos inca­paces de conec­tar con nues­tra sen­da porque nun­ca hemos esta­do en el lugar donde las creen­cias que seguimos tienen su base, o que afirmem­os pertenecer a una tradi­ción deter­mi­na­da que en real­i­dad fue destru­i­da por nue­stros pro­pios ance­s­tros, o al decir que esta­mos en comu­nión con un espíritu veg­e­tal enteogéni­co mien­tras igno­ramos o subes­ti­mamos la cos­mología de la que surgió.

Por últi­mo, hay un pre­cio espir­i­tu­al que deber­e­mos pagar cuan­do nos apropi­amos de un camino espir­i­tu­al en el que no sole­mos pen­sar, pues este niv­el de auto­en­gaño puede vol­verse en nues­tra con­tra sev­era­mente: los espíri­tus o prac­ti­cantes legí­ti­mos de la tradi­ción apropi­a­da pueden ofend­er­se por nues­tras acciones, y lo mis­mo podría suced­er con nues­tra tier­ra, que tan errónea­mente hemos igno­ra­do, cer­rán­dose a nosotros para siempre.

En caso de duda…

La úni­ca for­ma de deten­er la apropiación es el conocimien­to y el pen­samien­to críti­co, sim­ple y llanamente.

Podríamos, por ejem­p­lo, hac­er­nos estas pre­gun­tas y respon­der­las con sinceridad:

  • ¿Por qué me intere­sa esa tradición?
  • ¿Cómo se rela­ciona esta tradi­ción conmigo?
  • ¿Soy parte de la solu­ción o del problema?
  • ¿Estoy obte­nien­do ben­efi­cios (mon­e­tar­ios o mediáti­cos) de una tradi­ción a la que no pertenez­co legítimamente?
  • ¿Cómo me reconoce esta tradi­ción a mí?
  • ¿Estoy usan­do excusas (glob­ali­azación, mul­ti­cul­tur­al­is­mo) para legit­i­mar mi prác­ti­ca de una tradi­ción a la que no pertenezco?
  • ¿Estoy incor­po­ran­do aspec­tos de una tradi­ción que no es la mía en mi prác­ti­ca mien­tras ten­go acce­so a un equiv­a­lente local de algún tipo?

Un daño colat­er­al de la apropiación que siem­pre igno­ramos: ¿qué tal si lo demo­nizamos todo?

Volvien­do al inci­dente del veneno de sapo, después de que arrestaran a Vidal y los medios empezaran a hablar sobre el caso, muchos “exper­tos” en dro­gas empezaron a apare­cer en los medios dicien­do que el veneno de sapo era en real­i­dad DMT (recor­dad que el veneno de sapo es en real­i­dad 5‑Meo-DMT). Esto llevó a una gran can­ti­dad de peri­odis­tas a inves­ti­gar sobre el lla­ma­do trá­fi­co de DMT, refir­ién­dose al veneno de sapo como “la molécu­la de Dios”, y cal­i­f­i­can­do al DMT como una dro­ga fatal, advir­tien­do a la gente sobre la ven­ta de DMT en el mer­ca­do negro con fines chamáni­cos. Vamos, lián­dola par­da. Des­de entonces, el tér­mi­no chaman­is­mo ha sido usa­do en los medios gen­er­al­is­tas como sinón­i­mo de char­la­tan­ería o prác­ti­cas cura­ti­vas fraudulentas.

Al apropi­arnos de las creen­cias y prác­ti­cas espir­i­tuales de una cul­tura col­o­niza­da o abu­sa­da, con­tribuimos a la demo­nización de esas mis­mas creen­cias y prác­ti­cas que afir­mamos respetar y seguir. En lugar de sim­ple­mente usar una tradi­ción como insignia para demostrar que somos la bom­ba ¿por qué no ayu­dar a sus prac­ti­cantes legí­ti­mos y a los recep­tácu­los orig­i­nales de esa tradi­ción que tan­to respetamos?

A modo de conclusión

Nos llen­amos la boca dicien­do que somos una comu­nidad, ¿ver­dad? ¿O es solo una pal­abra de moda? Pues como comu­nidad, ten­emos la respon­s­abil­i­dad de comu­ni­carnos de la man­era más hon­es­ta y clara que podamos: ten­emos la obligación de ele­gir las pal­abras cor­rec­tas, saber por qué hace­mos lo que hace­mos, y ase­gu­rarnos de que somos coher­entes con lo que decimos.

Mucho se habla de defend­er a los inde­fen­sos y, sin embar­go, nos olvi­damos de las tradi­ciones, los espíri­tus, las plan­tas, los ani­males o inclu­so los min­erales (no me tiréis de la lengua sobre cómo los min­erales tienen orí­genes dudosos). La apropiación puede lle­var con­si­go resul­ta­dos fatales como la demo­nización, la pro­hibi­ción, o inclu­so la destruc­ción de otras tradi­ciones si no presta­mos aten­ción. Es nue­stro deber como prac­ti­cantes ser hon­estos con las sendas que seguimos y no dejar que los usos fraud­u­len­tos pasen desapercibidos.

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